En primera lugar, y aunque parezca una obviedad, es necesario asegurarse que la accesibilidad a la playa o piscina es adecuada a nuestra capacidad de movimiento, para evitarnos sustos o movimientos bruscos o intensos que puedan provocarnos dolor.
Si nuestro problema tiene relación con la estenosis lumbar o la irritación de las articulaciones facetarias lumbares, hay que tratar de evitar los movimientos de hiperextensión lumbar, por lo tanto, los estilo de braza y de mariposa no son recomendables, ya que la patada para propulsarse en ambos, provoca una gran hiperextensión de la columna lumbar.
En problemas discales lumbares, el movimiento de torsión de la pelvis respecto a los hombros para propulsarse, sobre todo en el estilo de Crawl, pueden incrementar el dolor. Esto es más frecuente en pacientes con dolor irradiado hacia las piernas, lo que comúnmente denominamos ciática. En estos casos se recomienda nadar con un corcho entre los muslos, para mantener la columna alineada y reducir en la posible la torsión lumbar.
En problemas degenerativos cervicales, los problemas al nadar suelen asociarse a la torsión cervical para respirar. Si se tolera mejor hacia un lado, se recomienda coordinar la respiración en el Crawl para evitar la rotación dolorosa, o ejercicios nadando de lado para reducir la torsión cervical.
Si no se tolera la torsión, lo mejor es nadar sin girar la cabeza respirando mediante un tubo de snorkel, o la natación a espalda, dónde la cabeza no se sumerge.
(un churro bajo la zona dorsal o nadar cogido a un corcho pueden ayudar inicialmente en estos casos).